Increíble, inaudito, decepcionante, casi que escandaloso ver que no aprendimos nada de la pandemia. ¿La naturaleza nos da semejante cachetada y queremos volver a lo mismo de antes? ¿La humanidad no entendió el mensaje? Es como si nuestra mamá nos dijera: ve a tu cuarto y reflexionas, y saliéramos a hacer la misma picardía por la cual nos castigó. Queremos seguir repitiendo las acciones que, si bien no nos llevaron a esta crisis, fueron el primer round de esta pelea que hasta ahora empieza, solo que esta vez la mamá es nuestra amada tierra, nuestra casa común, nuestro hogar, más específicamente nuestra madre naturaleza, manifestada en este primer round por un virus, pero que para el segundo round viene con la crisis climática que hará ver al COVID como un sparring de segunda.

Las empresas no estábamos preparadas para este cambio tan drástico, la virtualidad era algo lejano y solo compañías de clase y con presencia mundial estaban listas para implementarla. Además, esta alternativa solo es viable para trabajos y servicios que se pueden prestar desde cualquier lugar con una conexión a internet, o al menos a un teléfono.

Con el teletrabajo la productividad se incrementa, los tiempos de tráfico se reducen a cero y por ende las emisiones causadas por estos, los colaboradores ahorran en su alimentación y desplazamiento, tienen más tiempo para estar pendientes de sus hijos, pueden desarrollar otras actividades y tienen vida más allá de sus trabajos, entre muchos otros beneficios, sobre todo enfocados en el bienestar de las personas.

No sé si saben o no, si son conscientes o no, pero no es posible que salgan CEO a decir que su capital más importante son las personas y que se preocupan por ellas, pero que deben volver a calentar puesto…Posiblemente esa desconexión deba ser soportada por los colaboradores porque, además de todo, la crisis y la parálisis dejaron más desempleo y una desaceleración que harán que, así no estén de acuerdo, deban ir a las oficinas a justificar que tienen un puesto de trabajo.

Veo varios CEO a los que, al parecer, la pandemia les pasó por encima y no tuvieron tiempo para reflexionar sobre todo lo ocurrido. Insisten en que

deben ver a su colaborador sentado en una silla frente a un computador conectado a la nube, esto sin entender, sin comprender, que eso mismo lo pueden hacer desde cualquier parte.

Ahora bien, no se trata de eliminar el contacto humano por completo, los seres humanos somos sociales por naturaleza y debemos buscar espacios y tiempos para reunirnos. Nunca será lo mismo un comité presencial que otro virtual; la participación, el lenguaje no verbal, los aportes y el interés son bien distintos entre una y otra opción, pero ¿que esto se vuelva nuevamente la regla y que todos los días la rutina deba ser asistir a un sitio específico para rellenar un espacio? Eso es lo que no se puede concebir.

Cambiar el paradigma, entender que facilitando a nuestros colaboradores la virtualidad, no solo ayudamos a que se expongan menos hoy en día al COVID, sino también resuelve temas de fondo como mayor presencia con los hijos, ahorros en movilidad y alimento y al final todo esto redundará en un aporte a la crisis venidera, que seguramente será mucho más fuerte que esta.

Los viajes que no contengan una experiencia, no deberían hacerse, es decir, aquellos donde no es necesario tocar a un cliente o proveedor.

Las inversiones en tecnología deben ser mayores para evitar desplazamientos y así disminuir los viajes. Viajar para conocer, descansar, disfrutar, pero ¿para trabajar y hacer algo que perfectamente hubiera podido hacer desde cualquier otra parte? Eso es lo que hay que repensar.

MAURICIO RODRÍGUEZ CASTRO

PRESIDENTE

ECOLOGIC – CO2CERO